La crisis no es tu enemiga.Es una puerta abierta a grandes oportunidades.
Sé que puede
parecer algo irónico e inclusive algo irrisorio que alguien diga que las crisis
no son nuestras enemigas.
Con lo mal
que nos la hacen pasar, perdemos el apetito, no podemos dormir, sin motivo
aparente empezamos a padecer de insomnio, nos tornamos irascibles y desfogamos
nuestra ira con la primera persona que se nos atraviese en el camino. Aunque en
el fondo de nuestro ser, sabemos que esa persona no tiene la culpa de nuestra
situación.
En muchas otras ocasiones nos ponemos
melancólicos porque todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos causa frustración
parece que todo conspirara en nuestra contra, nos sentimos perdidos en un mar
tan inmenso, que aunque estemos rodeados de gente, nos sentimos solos e
incomprendidos.
Pasan y
pasan los días sin cambio aparente, las horas
se hacen eternas y difíciles de
sobre llevar.
Pero la
buena noticia es que realmente es necesario que vivamos estos momentos en
nuestras vidas, que pasemos por estos choque emocionales, ya que ellos nos
invitan, aunque de una forma un poco forzada a la reflexión, a hacer un
paréntesis en nuestra vida, una introspección para tratar de comprender por qué
hemos llegado a tal punto de dificultad en nuestra vida.
Lo primero
que debemos entender es que una crisis no es algo que nos venga de repente. Ella
es el cumulo de pequeñas cosas, que hemos estado dejando pasar en nuestro día a
día, sin brindarle la más mínima importancia o suponiendo que así como apareció
de igual forma desaparecerá y como lamentablemente no es así, pues llega el momento
en que todo explota, provocando
inestabilidad en nuestro ser y en nuestro entorno.
Es en ese
momento en que empezamos a conocernos a nosotros mismos, a reconocer que
tenemos cualidades, pero también defectos que debemos superar para lograr
cambios positivos en nuestras vidas, por que como decía Albert Einstein:
“La peor locura es pretender conseguir resultados distintos, cuando seguimos realizando las misma acciones”
Si seguimos
cometiendo los mismos errores, obtendremos más de lo mismo que nos ha llevado hasta
este punto donde nos encontramos actualmente.
La crisis
nos obliga a salir de la zona de confort, esta zona sea buena o mala, pero cuando estamos
acostumbrados a algo sencillamente nos acomodamos y no hay poder humano que nos
mueva.
A no ser que
llegue la tan temida crisis, porque cuando estamos en ella, nos vemos sometidos
a realizar acciones que en tiempo normal ni siquiera pasaría por nuestra cabeza
la posibilidad de hacerlas.
Pero cuando
nos atrevemos a tomar acción, y el hecho de pensar en el que dirán de mi pase a
segundo plano, descubriremos facetas
nuestras que ni siquiera sabíamos que estaban allí.
Desarrollamos
habilidades y talentos, mejora nuestra actitud, cambia nuestra forma de pensar
respecto al mundo y respecto a nosotros mismos, adquirimos más confianza y
seguridad personal, porque como dice el dicho.
“Lo que no nos mata, nos hace más fuertes”
Las personas
usualmente no buscamos la riqueza, ni
nuestro desarrollo personal, intelectual o espiritual, cuando estamos en
nuestra zona de confort, porque tenemos la falsa creencia que como nuestro
estilo de vida nos funciona para subsistir, debe ser que está bien, es decir,
que no vemos la necesidad de incorporar cambios a nuestras vidas, porque
consideramos que no nos hace falta.
Cuando
estamos desesperados, en medio de una crisis, nos vemos obligados a reflexionar
y esto nos sirve de inspiración para cambiar y fijarnos objetivos y metas más claros en nuestra vida y se desarrolla en
nosotros cualidades como la perseverancia, la fe, la auto confianza, el
espíritu de lucha, las ganas de salir adelante, entendemos que:
“La noche es más oscura, cuando está a punto de amanecer” es decir“que
entre más difícil sea el momento por el que estamos pasando mayor será la
recompensa”
Así que
ánimo a que, aprendas a sacar lo mejor
de tus momentos de crisis, aprende de cada golpe, de cada caída, saca las
enseñanzas y aplicarlas en tu vida para ser mejor clase de persona cada día y
conseguir tus sueños, todo aquello que antes de la crisis tú mismo considerabas
que eran imposibles.
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